He aprendido a verte en la oscuridad

He aprendido a verte en la oscuridad, a escucharte en el susurrar del viento, a sentirte con el calor de la noche, y mirar tus ojos en cada estrella, que aun, en la distancia me permiten soñar, tú ángel de amor te has convertido en ese ser inmaterial que da

felicidad a mis días, porque al cerrar mis ojos vienes a mí en cada anochecer, y siento latir tú corazón en el silencio.

¿qué importa que estemos lejos? Si sé que nos encontraremos en la vida, que el viaje que me conduce a ti ya ha comenzado, que mi puerto tan anhelado será ese día que mi alma se funda con la tuya, para nunca más separarnos, me he dado cuenta que tú eres mi complemento, mi otra mitad, y que gustosamente voy hacía ti, nunca olvides esto “al otro lado del arcoíris está alguien que desea hacerte feliz”, entregarte el corazón para que sientas como palpita cuando pienso en la belleza de tú alma, sin mancha, blanca y angelical.

Hoy te presiento más que otros días, te puedo ver y escucho tus pensamientos, porque el amor que nace del alma no necesita de palabras, basta con el silencio para darme cuenta de lo que sientes, de lo que añoras, espérame mí bien, mi ángel amado, que llegaré hasta ti sin nada que me detenga, sin nada que esconder, con la pureza del alma, para verte sonreír todos los días. Siempre te cuidaré, seré tú ángel, por favor no me olvides.

El cielo se abre para dar paso a la luz, a esa radiante felicidad que nos ha sido guardada para que sea el alimento de nuestros espíritus. Ámame como yo lo estoy haciendo.