Días amargos II
Hay días en los cuales la felicidad de la vida desaparece, hay días en que sientes que todo aquello por lo que has luchado se aleja de ti, días en los que tú ser desea que llegue la bendición de la muerte, días obscuros, sin luna, sin estrellas, sin un mañana, sólo la soledad y el silencio viven en tú interior, palidecen los recuerdos de aquellos días llenos de la que parecía sería una eterna alegría.
Más con el correr de la vida van cayendo cual hojas secas, de un otoño el que es precedido por el frío invierno, oscureciendo y apagando lo que un día fue tú vida, comienzas a decir adiós a los sueños, donde
cada esperanza muere contigo, en un devenir entre hojas amarillentas, marchitas por el tiempo, un diario el cual ya no lees más.
Todo acaba en una noche fría, en la oscuridad de tú propia existencia, ya no hay más, todo ha terminado y con todo el dolor del mundo cierras ese pedazo de historia, tu diario plagado de dulces recuerdos que ya no volverás a sentir, y comienzas a envejecer, conviviendo en un mundo tortuoso entre fantasmales memorias.
Y así se escribió lo que fue una trágica vida, una que no ha de volver a nacer, una que fue una maldición … que jamás debió ver la luz.
Las lágrimas no dejan de caer bajo el manto oscuro de la noche, cuando el cielo llora conmigo el dolor de la derrota, disimulando con tristeza la oscuridad que vive mi alma.
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